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INTRODUCCIÓN
Antes de empezar a hablar propiamente de los temas
patrísticos, conviene hacer una breve introducción a cerca de la teología, dado
que gracias a ellos nosotros podemos contar con las bases actuales de la
teología.
0.1 Naturaleza, principios y método de la teología.
La teología es una disciplina en la que a partir de la
revelación y bajo su luz, las verdades cristianas se encuentran interpretadas,
elaboradas y ordenadas en un cuerpo doctrinal.[1]
Es esencial para la teología en cuanto ciencia reflexionar sobre los datos de
la fe y sobre sus orígenes.
Mientras el amor por
la sabiduría hace la filosofía, el amor por le verdad revelada hace la
teología. Por su naturaleza la fe siempre apela a la inteligencia porque revela
al hombre la verdad de su destino y el camino para alcanzarlo; aunque si la
verdad revelada es superior a nuestra inteligencia; es superior a nuestros
conceptos; en ella podemos ver la superioridad de todos ellos; sin embargo la
teología invita a la inteligencia de la razón como don de Dios a que reflexione
sobre ella.
La ciencia teológica que comprendiendo las verdades
reveladas, busca la inteligencia de la fe, Ayuda al pueblo según el mandamiento
del apóstol (1Pe 3,15) a darse cuenta de su esperanza a aquellos que lo
requieren.
La fe de la que se habla que es claramente la fe
sobrenatural, La fe cristiana no es natural. La fe cristiana se une a la fe
natural como regalo. Es un regalo que enriquecen al creyente sea objetiva que
subjetivamente: Subjetivamente en cuanto potencia la disponibilidad de escucha
a la aceptación de la palabra de Dios; Objetivamente en cuanto comunica la
nueva facultas, Un nuevo horizonte
más rico de verdad.
Podemos distinguir dos formas o niveles de teología: Una
teología elemental o espontánea y una teología especializada o reflexiva. Se
trata de una distinción perfectamente legítima y necesaria.
Teología espontánea:
Es a detalle comprensión de la fe que cada creyente posee, por el simple hecho
de creer. Es una comprensión que nace de la exigencia vital que pertenece a
aquel que ha recibido en donde la fe.
Hacer teología es una tarea que respecta al creyente en
cuanto creyente. Así como el hombre es espontáneamente filosófico, Así el
cristiano es espontáneamente teólogo el esfuerzo de entender lo que es aquello
que necesita quererse, intellectus fidei
es el problema del hombre de la
facultad de pensar y de entender.
Intellectus fidei:
Que se realiza en la teología espontánea, no cuenta con un lenguaje refinado,
técnico, preciso, de un procedimiento riguroso y sistemático de un método
científico, si no que recorre las categorías de lenguaje ordinario y de las
reglas de la lógica común.
La teología
científica o reflexiva: es aquél intellectus
fidei qué se entiende usando como argumento hermenéutico no sólo el
conocimiento ordinario sino científico o filosófico, un conocimiento razonado y
sistemático.
0.1 Fuentes de la teología
Las fuentes de la teología son necesariamente dos: fides y ratio. La primera es la fuente de sus contenidos la segunda es la
fuente de su comprensión. La primera se refiere a los misterios revelados, la
palabra de Dios; La segunda se refiere a los instrumentos interpretativos. En
efecto para sus contenidos, la teología depende de la fe.
La fides provee a
la teología el principio arquitectónico. La ratio
el principio hermenéutico. El principio arquitectónico es aquel misterio
fundamental de la historia de la salvación (La Trinidad, Jesucristo,
Encarnación, la Pasión, la Resurrección, la Eucaristía, la Gracia, la Iglesia
etc.), que para un teólogo representa el centro de la revelación y que es
asumido como base fundamentos del entero edificio teológico.
En las fuentes de la fides
el ingrediente principal es la Sagrada Escritura; En este sentido el Concilio
Vaticano II dice que la Sagrada Escritura es el “alma de la teología”.
Ingrediente igualmente principal es la tradición en cuanto vehículo principal
de la palabra revelada. Otro ingrediente importante es el magisterio eclesiástico.
0.2 Teología y tradición
Tradición en el sentido más usual del término significa
aquello que una sociedad pequeña o grande que sea, trasmite en manera viva sea
por medio de la palabra que de la escritura sus modos de creer; en este sentido
la tradición representa la vida misma de una cultura. En el lenguaje teológico
tradición significa todo el conjunto de la revelación divina (doctrina,
sacramentos, instituciones…) del cual la Sagrada Escritura es testimonio
auténtico.
La tradición es por naturaleza dinámica no estática; no se
limita a ser simplemente una conservadora de conceptos adquiridos sino que
constituye un proceso escatológicamente abierto. Exige por tanto la asimilación
de formas y doctrinas tradicionales pero también el esfuerzo de proponer la en
un modo nuevo en sintonía con los signos de los tiempos.
0.3 Los orígenes de la teología cristiana
El estudio de los orígenes y del desarrollo de la teología
cristiana debe iniciarse con el estudio de los orígenes y del ambiente
sociopolítico en el que se origina.
El ambiente es aquel que es encontraba determinado la
creación del imperio romano. Este en la época de Augusto extendía sus dominios
en todo el mundo occidental: desde el África septentrional hasta el mar del
norte; de las islas británicas hasta la India. El imperio poseía una estructura
política administrativa militar; tenía también una ideología religiosa que
asignaba carácter divino a sus orígenes, a sus gobernadores y a sus leyes. Por
este motivo cualquier otra religión se consideraba enemiga. Desde el punto de
vista cultural son cuatro las grandes Madres de la teología cristiana.
Madre hebrea
La primer Madre de la teología cristiana es la hebrea. En
efecto el cristianismo nació en un ambiente hebreo; Jesucristo que el fundador
de la iglesia del cristianismo era hebreo; sus primeros discípulos y la iglesia
naciente fueron hebreos.
El verbo eterno de Dios encarnando se asume de la estirpe
de Abraham y de Jacob no solamente la naturaleza humana, sino también toda la herencia
espiritual cultural y religiosa que Yahvé con gran generosidad había dado al
pueblo hebreo. A este pueblo hebreo Yahvé hizo un regalo de una cultura
religiosa inserta sobre el monoteísmo.
La iniciativa fue totalmente de Yahvé. Israel es el pueblo de
Yahvé que escogió. Las acciones salvíficas de Yahvé establecen a Israel como
pueblo; le dan a aquel identidad cultural y estabilidad social que la palabra
pueblo denota. Estudios recientes han demostrado que el principio de unidad de
Israel como pueblo fue propio el pacto que hizo por Yahvé.
En este apartado podemos hacer un recorrido por toda la
historia de la salvación en donde nos damos cuenta que efectivamente la cultura
hebrea es la Madre de la cultura cristiana.
Madre griega
La cultura griega es excelsa no sólo en el campo de las
letras de las artes sino también en el campo del pensamiento. Fue la cultura
griega importante en el uso de la racionalidad, el uso lógico, el uso
científico. La cultura y descubrió el Logos. Grecia creó la ciencia y con la
ciencia la organización rigurosa de los ámbitos del saber particularmente
aquellos de la metafísica la ética y la política. Como dice Aristóteles el
discurso racional puede asumir varias formas, como la sistematización del mundo
del conocer (gnoseología), El mundo del hacer (ética y política) el mundo del
ser (metafísica). Fundamentales y diferentes valores perennes según la
sistematización de Platón y Aristóteles y Zenón de Elea.
Clemente de Alejandría afirma que la práctica de la
filosofía no es cosa mala, al contrario se les dio a los mejores entre los
griegos; es evidente que fue donada por la providencia que distribuye a cada
uno aquello que le conviene[2].
Justino por su parte Declaraba que cada hombre en cuanto
racional participen cierto modo de la razón divina el logos eterno universal
principio de racionalidad por eso tienen si la capacidad de acoger cualquier
fragmento de verdad que sólo Cristo ha hecho conocer enteramente por tanto todo
aquello que los filósofos y legisladores en cada época han declarado…
El para la teología cristiana el rol providencial de la
filosofía griega fue aquel de encontrar todo el armamento necesario para
cumplir su de racionalización y sistematización de la palabra de Dios, la
Divina Revelación.
En el momento en que surge el cristianismo, la filosofía
era enseñada, cultivada en todos los grandes centros de cultura: Atenas, Roma,
Rodas, Alejandría, Tarso, pero fue sobre todo en Alejandría y gracias a Filón
que dio inicio la operación de la traducción de la revelación bíblica en
categorías filosóficas de la cultura helénica. Las lecciones de Filón tuvieron
pronto o una buena aceptación entre los cristianos doctos de aquella misma
ciudad: Clemente y Orígenes y con ello surge la gran teología cristiana.
Madre romana
Debido a que el cristianismo se ha desarrollado al interno
del Imperio Romano, la Teología cristiana le debe mucho a Roma. Las
instituciones imperiales, la organización del imperio, la autoridad y la figura
del emperador, la rigurosa disciplina de la sociedad romana y el derecho romano
tuvieron considerables repercusiones en la Iglesia, en la organización
eclesiástica sobre el Derecho Canónico pero no en la Teología.
Del imperio romano contribuyó a darle un cierto aspecto la
Iglesia Católica. La concepción romana de la autoridad reforzó la concepción
cristiana; el espíritu legalista del occidente puso a su idea de relación del
hombre con Dios; su mentalidad pragmática pone en primer lugar los problemas
que no eran los que preocupaban más a la mentalidad más especulativa del
oriente[3].
En el campo de la filosofía la cultura romana tenía muy
poco que ofrecer a la teología cristiana latina, sus pensadores más
importantes: Lucrecio, Cicerón, Séneca eran hábiles y elocuentes divulgadores
de la filosofía griega; de Epicureismo Lucrecio, del Eclecticismo Cicerón, del Estoicismo
séneca. De esta manera la teología cristiana sufre mínimamente el influjo de la
filosofía romana.
En el campo religioso el gran politeísmo del pueblo romano
está con frecuencia presente la Teología Cristiana como objeto de crítica y de
polémica. La apologética cristiana, desde Tertuliano hasta Agustín, tendrá
siempre un gran rol en probar la superioridad del cristianismo, poniendo
siempre en evidencia las incongruencias, las bajezas y las miserias del
politeísmo de la religión romana.
Por otro lado podemos decir que la Teología Cristiana le
debe a la cultura romana la lengua latina, que viene a ser la tercera lengua
sacará del cristianismo. La latinitas y
la romanitas Contribuyeron a darle la
teología latina un timbre propio, una sobriedad, una severidad, una disciplina
que corresponde al carácter del pueblo romano. Además será grande el provecho
que la lengua latina recibirá de la asociación con la teología cristiana
enriqueciéndose de una vasta terminología que antes del cristianismo no conocía
y que los autores cristianos fueron tomando para explicar los conceptos que la
cultura pagana ignoraba completamente.
La diversidad cultural y lingüística entre oriente y
occidente contribuyeron a diferenciar mucho la teología latina de la griega.
Mientras los teólogos griegos con frecuencia son intelectualmente audaces,
inclinados a las especulaciones; sus homólogos latinos, parecen ser por el
contrario prudentes, limitándose exponer la tradicional norma de fe, a
excepción de aquellos que tienen influencias orientales.
Madre cristiana
Para la teología cristiana la matriz primaria principal y
específica es obviamente el cristianismo. A su vez la teología cristiana recaba
todo su material arquitectónico de la revelación de Cristo de la cual la
iglesia se ha convertido en la una única e legítima depositaria.
La iglesia se diferencia respecto de las otras comunidades
religiosas y civiles gracias a una estructura cultural propia, bien definida y
perfectamente articulada, la cual representa como símbolo de creer la Verdad el
Evangelio; como ritos los Sacramentos; como ley el mandamiento a nuevo de
Cristo; como valores el Valor supremo de la caridad hasta el amor a los
enemigos y como institución jerárquica la Iglesia[4].
Las matrices cristiana y hebrea constituyen para la
teología cristiana el sentido arquitectónico, mientras que la romana y le
griega, constituyen el sentido hermenéutico.
Para todos los cristianos con Jesucristo se ha comenzado
verdaderamente una nueva época de la historia humana en la relación del género
humano con Dios. La revelación se cumple en Jesucristo que se recapitula en dos
grandes colecciones: la Sagrada Escritura neotestamentaria y la Tradición
Apostólica. La Escritura y la Tradición son dos fuentes primarias y las
autoridades supremas de la teología cristiana.
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